Corazón de papel
Capitulo 46: Abriendo las alas
¡Hola mundo! ¡Sí, llegué yo, la razon de sus existencias! Nah, es broma :v ¿Cómo están el día de hoy? Pues yo estaba aburrida hasta que me dije "Vamo' a actualizar", ¡y aqui estamos! Oohh, que nos estamos poniendo intensos. Alex y Blair van juntos al gimnasio, pero en este capítulo veremos a Blair en medio de la sociedad. Oh, oh, eso suena a problema. Veremos los miedos de Blair en este capítulo, y también seremos testigos de como Alex empieza a abrir las alas para recuperar esa vida que alguna vez tuvo.
Alex está avanzando. ¿Podrá dejar de necesitar a Blair en algún momento?
Capitulo 46
Abriendo las alas
Y en algún momento, hasta los pajaritos mas pequeños abrirán las alas y volarán por su cuenta...
Fragmento
— ¿Qué tal… Qué tal te fue…?
—pregunto exhausta.
Él me mira sin quitar su mirada
de enfado, pero se agacha a mi altura y me da una botella. Le agradezco
mientras la abro y bebo un poco.
—Bien. Nick es un tipo agradable.
Creo que puedo llevarme bien con él.
Bajo la botella de agua y sonrío.
Me limpio las gotas de agua alrededor de mi boca con la mano.
—Lo noté—comento—. Sin duda eres
un tipo popular por naturaleza. Conectas fácilmente con la gente.
Él se encoge de hombros.
—No es culpa mía. Solo soy así.
Entrecierro la mirada con
tristeza hacia el suelo mientras sonrío. Debe ser genial ser como Alex. Debe
ser genial poder hablar con la gente con tanta facilidad. Incluso después de
tres años de aislamiento, se nota que no ha perdido su habilidad para hacer
amigos.
—Lo sé. Y yo solo soy… así—me
señalo.
Él alza una ceja, como si por su
mente pasara un pensamiento con velocidad.
— ¿Cómo te fue? —pregunta, casi
apresurado.
—Bien… —murmuro mientras asiento.
— ¿Algún instructor te ayudó?
Niego con la cabeza.
—Solo… la recepcionista me dio la
rutina, y luego me puse a hacer los ejercicios. Por suerte pude averiguar por
mi cuenta cómo se encendía la máquina caminadora. ¿No es genial? Se nota que
soy muy inteligente.
Asiente, pero casi puedo escuchar
los pensamientos forzosos en su cabeza, rebotando de un lado para otro, como si
fueran una pelota de pin pon.