viernes, 21 de octubre de 2016

Corazón de papel - Capitulo 36: El lugar en el que nace la confianza


Corazón de Papel
Capitulo 36: El lugar en el que nace la confianza

¡Hola a todos! ¡¿Adivinen que día es hoy?! ¡Es día de actualización! El día de hoy tenemos muchas incógnitas y muchos eventos interesantes ¬¬. Alice ha intentado echar a Blair de su hogar, ¿pero realmente cierta persona se lo permitirá? Y ahora que Blair ha vuelto al lugar desde el que partió, ¿puede que haya algo diferente? ¿Las cosas seguirán igual que antes, o habrán nuevas sorpresas en el camino?

Alex tiene un momento de revelación. Tiene veinticuatro años. ¿Qué pasará con él de ahora en adelante?


Capitulo 36
El lugar en el que nace la confianza
A veces la situación cambia cuando menos lo esperamos...


Fragmento:

— ¡Mierda!
Un estruendo se oye tras de mí. Me volteo, asustada, y me encuentro a Alex con su puño incrustado en la pared. Intento acercarme a él, pero luego comienza a golpear la pared frenéticamente con ambos puños. Me asusta. Sus ojos desorbitados, su rostro contraído en rabia, su mandíbula apretada.
La escena es aterradora.
— ¡Detente! —Me aferro a él desde atrás e intento jalarlo con la intención de que se aleje de la pared —. ¡Alex!
— ¡Siempre la misma mierda! —grita, enfurecido.
No puedo detenerlo, sino que me muevo con él debido a sus movimientos bruscos mientras golpea. Me aferro con fuerza y cierro los ojos, con la intención de no dejarme caer. Sigue golpeando bruscamente, con gritos llenos de rabia y dolor. Cuando se detiene, respira pesadamente y cae arrodillado al piso. Yo caigo con él.
Me rehuso a abrir los ojos. Solo puedo sentir su pesada respiración bajo mis brazos. Intenta quitar mis brazos de su alrededor con movimientos bruscos y dolorosos, pero no me dejo. Me aferro con toda mi fuerza, y grita un par de blasfemias contra mí. Su desesperación por soltarse se vuelve más fuerte, y yo solo me aferro más. No pienso soltarlo. No pienso dejarlo caer.
Unos minutos después, ha desistido. Respira con pesadez, y yo temo por él y por lo que pase ahora. No quiero que vuelva a aislarse. No quiero que vuelva a alejarse de mí. No quiero que caiga de la escalera que está empezando a subir para recuperar su vida.
—Siempre me trata como si fuera un niño—murmura exhausto y con voz apagada.
—Entonces demuéstrale que no eres uno—le respondo, agitada.
Se queda en silencio un minuto, y entonces abro los ojos.
— ¿Cómo?
—Has dejado que otras personas te cuiden por tres años —murmuro, recostando mi cabeza en su pecho. Quiero darle confort. Quiero que confíe un poco más en mí. Quiero que vuelva a sonreír con más frecuencia—. No tienes una casa propia. No tienes trabajo. Has estado a cargo de niñeras y de sirvientas, viviendo bajo el techo de tu madre y de su dinero. Ella ha estado actuando como tu escudo, porque a pesar de que la odias, no te has ido de aquí.
Se queda en silencio un momento, sin mostrar reacción. Me da angustia. ¿Qué pensará ahora? ¿Qué quiere hacer con su vida? Tiene veinticuatro años. Tiene que salir al mundo real. Tiene que vivir. No puede seguir escondiéndose del dolor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario